Por: José
Mármol – SIGNIS ECUADOR-OCLACC
Casi cien años han pasado ya desde
cuando el italiano Marconi pasara a la historia de la comunicación, por
descubrir la radio, acontecimiento que desbrozó el camino para ir rompiendo las
barreras del tiempo y la distancia. Si bien en sus inicios la radio multiplicaba
el sonido de voz o de música a solo algunos kilómetros a la redonda, con el
paso del tiempo acercó su mensaje a ciudades, países y continentes.
A partir de los años 30 del siglo pasado, en América
se inicia un proceso de siembra de antenas y transmisores de radio, que
continúa hasta nuestros días, aunque la distribución del espectro
radioeléctrico de las frecuencias de radio y TV no responde a ese criterio de
equidad y de justicia que debería caracterizar a sociedades democráticas como
las que queremos construir.
Ojalá el tiempo nos permita referirnos a esta realidad
que en los actuales momentos hace parte de un proceso de debate político en
varios de nuestros países, como en Ecuador, de donde provengo, en donde al
momento se discute un proyecto de ley que confronta los intereses de los grupos
de poder que se niegan a ceder ante la demanda ciudadana de democratizar
las frecuencias.
Pero en esta tarde se me ha propuesto exponer
brevemente sobre las experiencias de radio en América Latina, y de manera
especial de aquellas que comparten el espíritu de aportar a la construcción de
una sociedad de justicia y fraternidad que hacen parte de la misión de nuestras
organizaciones católicas de comunicación, y de nuestra Iglesia.
Para hablar de la experiencia de la radio en América
Latina debemos necesariamente volver nuestra mirada, o mejor dicho revisar
algunos hechos que van de la mano de la historia que sigue construyendo nuestra
iglesia latinoamericana marcada por las orientaciones del Concilio Vaticano II,
y de manera local lo que posteriormente se dijera en las conferencias generales
de Medellín, Puebla, y ahora últimamente Aparecida.
Y es que, en efecto, la historia de la radio en
América Latina sería incompleta si en ella no mencionamos a Radios católicas
como CARITAS del Paraguay, y Radio FIDES de Costa Rica (1936). Luego la FIDES
de Bolivia, en 1939, que fueron el germen de la radio educativa. Pero
sobre todo no podemos dejar de recordar la presencia iluminadora de Radio
Sutatenza, en Colombia, y al P. José Joaquín Salcedo, un sacerdote que por
agosto de 1947 inicia a unir su pasión de radioaficionado con la de su
compromiso evangélico de aportar a la promoción humana, y no encuentra mejor
aliada que la radio, que ve la luz, o sale al aire en octubre de ese año.
A partir de entonces da comienzo lo que sería la mayor experiencia de educación
y alfabetización por radio en América Latina.
A esta
experiencia, le seguirían decenas y decenas de radios en América Latina.
En Ecuador se pueden contar experiencias como la de las Escuelas Radiofónicas
del Ecuador, ERPE, fundada en 1962, por Monseñor Leonidas Proaño, llamado el
obispo de los indios (o el obispo rojo por la oligarquía de la época), por su
inclaudicable compromiso solidario con los más pobres entre los pobres, los
indígenas.
En 1968-70,
otra experiencia de radio seguiría los pasos de Sutatenza, y ERPE. Me
refiero a radio escuelas de Pichincha, y Radio Mensaje, en Tabacundo, que se
convertiría en un referente internacional a través de las incipientes cabinas
comunitarias, mediante el aprovechamiento de las primeras grabadoras de
cassette, para no solo enseñar el alfabeto a los campesinos iletrados, sino
sobre todo para darles un canal de expresión y para que en la radio se escuche
directamente sus voces.
Al igual que
estas experiencias de educación por radio, se fueron creando varias emisoras
con fines similares, entre las que se cuentan la de la Radio de la Federación
Shuar, en la amazonía ecuatoriana, creada también por la misión salesiana, y
así, fueron aumentando las radios promovidas por la Iglesia. Al momento
en Ecuador suman alrededor de 35 emisoras católicas. (Dispensen que me
haya detenido a relatar esta parte de la historia de la radio ecuatoriana
porque he sido en parte testigo de este proceso y porque mi vinculación al
movimiento de la comunicación católica la debo precisamente a la Radio Mensaje,
de mi natal Tabacundo).
Pero en
todos los países de América latina se fueron multiplicando las estaciones de
radio, inspiradas en la propuesta de transformación social y desarrollo
humano que sembró Radio Sutatenza.
Estas emisoras posteriormente serían el germen de lo
que se conoció luego como el modelo de radios educativas, evangelizadoras y
populares y ahora como comunitarias, y que han tenido y siguen teniendo una
importantísima incidencia para la formación de una ciudadanía que participa
consciente y activamente en la vida social, cultural y política de sus países.
Señalaba al inicio que la historia de la radio
educativa y comunitaria en América Latina es de algún modo parte de la historia
de la Iglesia latinoamericana desde mediados del siglo pasado. Y es que a
partir de 1965, en que concluye el Concilio Vaticano II en América Latina se
siente y se vive una Iglesia mucho más cercana a la gente. Se empieza a hablar
de la Teología de la Liberación. En 1968 los Obispos realizan la Conferencia de
Medellín. Muchos católicos asumen posturas radicales junto a los pobres y sus
organizaciones, y varias Radios católicas acompañan de diversas maneras estos
procesos. Los procesos educativos también experimentan cambios y se torna
universal la propuesta de Paulo Freire, y su pedagogía del oprimido.
En este proceso de educación popular por radio
resultan emblemáticas también radios como Pio XII de Bolivia, Radio Enriquillo
y Santa María, de Rep. Dominicana, entre tantas otras.
Estas emisoras serán también las fundadoras de la
Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, ALER, que en las décadas
de los 80 y 90 marcó su huella en el movimiento o modelo de radio educativa y
popular.
“Una radio para el pueblo”, “la voz de un pueblo
en marcha”, “una emisora para la organización popular”, “La voz de los
campesinos”, son algunos de los slogans con los que muchas de nuestras radios
afirmaban su identificación con los intereses de la gente pobre. Los religiosos
responsables de Radio Quillabamba, una emisora católica en el departamento del
Cuzco, en Perú resumían así la evolución de su emisora:
“Al principio la emisora hacía énfasis en los
programas "religiosos"; luego hubo un intento de ofrecer capacitación
y "educación formal" para campesinos pobres; luego vimos la necesidad
de convertir la emisora en "la voz del pueblo" y pusimos la
programación bajo la responsabilidad de organizaciones populares y grupos que
trabajaban en procesos de concientización. Llegamos a la conclusión de que lo
más importante era constituirse en un centro de comunicación y participación al
servicio de las organizaciones populares”[2].
Y como el tiempo se viene corto, aprovecharé los pocos
minutos que me restan para enumerar al menos algunas valiosas experiencias de
emisoras católicas que hacen parte de la familia de OCLACC y nuestras
organizaciones católicas de comunicación, y que van marcando su huella en el
compromiso de promover una cultura solidaria, la justicia, la dignidad y el
desarrollo humano en nuestros pueblos:
Radio Estrella del Mar (Chile), que en su trabajo de
comunicación participativa, con y desde la gente, descubre una riqueza enorme
de cultura y de conocimientos en los pobladores de las Islas de Ancud, que será
el memoria oral transformada en la Enciclopedia Cultural de Chiloé.
Radio Marañón, en Perú, que desde hace años viene
trabajando con y para los jóvenes.
Radio Latacunga, en Ecuador, que también desde hace
más de 25 años trabaja promoviendo los derechos y la organización de la
población indígena.
No puedo dejar de señalar, a propósito de que desde
Signis Mundial se ha ratificado el compromiso de promover el derecho a la
comunicación de niños, niñas y adolescentes, la experiencia de Chami radio, una
emisora católica de Otuzco, en Perú, que viene desarrollando un ejemplar
trabajo con los niños, a través del proyecto el aula en la radio; o Radio
Seybo, en República Dominicana, que es ganadora por tercer año consecutivo de
un premio que reconoce su trabajo con, por y para los niños.
Como podrán advertir, se trata de medios de
comunicación con un nivel alto de responsabilidad social. Comunicadores y
medios dispuestos a desarrollar de manera planificada una labor que favorezca
la educación y la movilización de los ciudadanos. Es respondiendo a esta
tendencia que nuestra organización OCLACC, se ha planteado promover y acompañar
este tipo de experiencias. Queremos aprender, construir y compartir diversas
formas de estrategias de comunicación para la movilización ciudadana.
El compromiso de acompañamiento desde OCLACC a las
radios católicas y evangelizadoras de nuestro continente continúa, a través de
la red de radioevangelización, que es una iniciativa conjunta con ALER, y que
es animada desde nuestra oficina de OCLACC en Quito.
[1] Exposición presentada por José Mármol en la Facultad
de Teología de la Universidad de Catalunya, España, el 28 de octubre de
2010. La presentación se basó en el trabajo de Pedro Sánchez Coronel,
titulado “Radio: Participación y Ciudadanía”
[2] "Radio
Quillabamba y la Educación Popular" por P. Alfredo Encinas Martín y P.
Rufino Lobo Alonso. Cuadernos de Comunicación Alternativa No. 8, CIMCA (Centro
de Integración de Medios de Comunicación Alternativa), Bolivia, 1990, en Radio:
Participación y Ciudadanía, de Pedro Sánchez - OCLACC.
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