“Fíjense
en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche
lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería
despierto para impedir el asalto a su casa.” (Mt. 24,43)
Parafraseando
el Evangelio de Mateo podríamos decir que, si los ecuatorianos -y
particulamente los habitantes de las provincias de Manabí y
Esmeraldas- hubiésemos sabido que el sábado 16 de abril, a las
18h58, se iba a registrar un terremoto devastador, como el que sacudió la costa norte del
país, todos habríamos corrido a
puestos seguros y no se habría producido la tragedia y destrucción que en estos días se vive en las poblaciones de estas dos provincias.