viernes, 22 de abril de 2016

Ecuador, entre la devastación y la esperanza

Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera  a  qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa.” (Mt. 24,43)


Parafraseando el Evangelio de Mateo podríamos decir que, si los ecuatorianos -y particulamente los habitantes de las provincias de Manabí y Esmeraldas- hubiésemos sabido que el sábado 16 de abril, a las 18h58, se iba a registrar un terremoto devastador, como el que sacudió la costa norte del país, todos habríamos corrido a puestos seguros y no se habría producido la tragedia y destrucción que en estos días se vive en las poblaciones de estas dos provincias.