sábado, 11 de diciembre de 2010

Antenas que promueven la dignidad y el desarrollo*


Por José Mármol (Signis-Ecuador/OCLACC)

No quisiera en esta intervención abordar una mirada teórica o conceptual sobre el modelo de radio educativa o insistir en las características y potencialidad de la radio para la educación y la promoción del desarrollo.  Quisiera mejor detenerme un poco para compartir una experiencia de una pequeña radioemisora católica que cumplió y sigue cumpliendo un rol fundamental en un proceso de cambio social y promoción humana. 

Y tan solo como para ubicar el ambiente o momento en que estas experiencias se ponen en escena, es preciso señalar que las orientaciones del Concilio Vaticano II, y de manera regional las líneas pastorales derivadas de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín, marcan en nuestra iglesia latinoamericana un compromiso irrenunciable de incidir para construir una sociedad de justicia y fraternidad, acorde a la dignidad de hijas e hijos de Dios.  Y para esto la radio sería la herramienta fundamental para orientar, promover y acompañar las luchas de los pueblos más excluidos para alcanzar un desarrollo humano, y con ello marca también una huella del modelo de Radio educativa, que alcanzará su período de máximo apogeo desde finales de los años 40, del siglo pasado.

 Aunque las primeras radios católicas de nuestro continente inscriben su nombre en la historia de la radiodifusión latinoamericana desde 1936, con Radio CARITAS del Paraguay, y Radio FIDES de Costa Rica, y luego Radio FIDES de Bolivia, en 1939, será la Radio Sutatenza, de Colombia, fundada en agosto de 1947, la que se convertiría en modelo y escuela de la Radio educativa en América Latina.

A esta experiencia, le seguirían decenas y decenas de radios en América Latina inspiradas en la propuesta de transformación social y desarrollo humano emanada de la Doctrina Social de la Iglesia.  No se pueden dejar de mencionar experiencias como las de la radio Pio XII de Bolivia, Radio Enriquillo y Santa María, de Rep. Dominicana, Escuelas Radiofónicas de Honduras, Escuelas Radiofónicas de Nicaragua, en fin, decenas y decenas en nuestro continente.

En Ecuador son emblemáticas experiencias como las Escuelas Radiofónicas del Ecuador, ERPE, en Riobamba, fundada en 1962, por Monseñor Leonidas Proaño, llamado el obispo de los indios (o el obispo rojo), por su inclaudicable compromiso solidario con los más pobres entre los pobres, los indígenas; radio escuelas de Pichincha, y Radio Mensaje, de Tabacundo, creada en 1967. Luego a finales de la década del 60 e inicios del 70 se crearía otra emisora católica, en la amazonía ecuatoriana, Escuelas radiofónicas de Sucúa, de la Federación Shuar.  Todas estas experiencias  seguirían los pasos de Sutatenza.

Así, con el pasar del tiempo fueron multiplicándose las experiencias de educación por radio, promovidas por la Iglesia.  Una de esas experiencias que perduran es, por ejemplo, la que lleva adelante IRFEYAL. Al momento en Ecuador suman alrededor de 35 las emisoras católicas. 

Radio Mensaje y Radioescuelas de Pichincha[i]

 Era el año de 1.960 en que llega a Tabacundo el joven sacerdote, casi recién ordenado, Isaías Barriga Naranjo, como párroco.  Y llega con toda la vitalidad, la misión y el compromiso de evangelizar, de divulgar la "Palabra de Dios", para lo que consideró fundamental que la gente "la lea, analice y estudie", sobre todo la población campesina, que era una gran mayoría en la parroquia.  Sin embargo sus planes chocaron contra un obstáculo que parecía difícil superarlo: la gente del campo no sabía leer ni escribir.

Esta situación le obligó a reformular sus planes e iniciar primero con la tarea de alfabetizar.  Para ello pide el apoyo a la directora de una escuela fiscal, propuesta que fue acogida con agrado y a la que se sumaron otros profesores de la zona urbana.  Así, en 1.962, establece el primer centro de alfabetización en la misma iglesia parroquial.  Se inició el trabajo de alfabetización, y cada domingo después de terminada la misa de las 10 de la mañana se conformaban grupos de a 20 personas cada uno, quienes con la guía de unos 10 profesores y el párroco, dotados de un pequeño pizarrón, empezaron a conocer las primeras letras.

Este primer ensayo duró aproximadamente el tiempo que dura un período escolar (nueve meses más o menos), luego de lo cual el párroco recibe una comunicación del Vicario General, en la que le indica que el propósito es loable pero que "el templo parroquial no convenía utilizarlo para este objetivo" y le recomienda utilizar un mejor local: una escuela.

Mientras se buscaba continuar con esta tarea alfabetizadora, en el centro andino del país va cobrando importancia otra experiencia de alfabetización: Monseñor Leonidas Proaño había instalado en la ciudad de Riobamba una radioemisora “Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador”, ERPE, que cumplía un interesante trabajo de alfabetización en algunas provincias.  Esta experiencia llama la atención del párroco de Tabacundo, quien contando con el apoyo del Arzobispo de  Quito empieza a idear la creación de una emisora de radio para apoyar su empeño.

El Obispo de Riobamba, Monseñor Proaño, conocedor del interés que había por alfabetizar a los campesinos de Pichincha, no duda en ofrecer todo su apoyo para  que este trabajo se extienda también en Pichincha. Entonces, de 1963 a 1966 en Tabacundo se establecen las radioescuelas de Pichincha, siguiendo las clases dictadas desde ERPE.  A breves rasgos, éste es el antecedente para que en Tabacundo, una pequeña ciudad en el nororiente de la provincia de Pichincha, en 1967 se levante también una antena de radio que tendría como objetivo fundamental promover la dignidad y el desarrollo humano y social de esta zona del país. 

 Por iniciativa y el tesón del párroco de Tabacundo, P. Isaías Barriga N., en 1.967 Radio Mensaje inicia su trabajo con un transmisor de apenas 380 vatios en los 1.590 Khz, de onda media.

Al igual que ERPE, en Riobamba, y las provincias del centro andino de Ecuador, Radio Mensaje despliega un gran trabajo   en la zona nororiental de Pichincha, caracterizada por ser una de las zonas más desatendido de la provincia (pues de acuerdo a los principales indicadores de nivel de vida y factores de progreso se ubicaba a la época en el último rango de la clasificación).

La situación de analfabetismo que afectaba a más del 50% de la población hacía que la gente campesina siga sometida a una relación de inferioridad personal con la gente de la ciudad, pues “para referirse a la gente de la población urbana lo hacía inclusive en la condición de siervo o esclavo, así: "Buenos días amu patruncito" o expresiones en este estilo”.

A la vez, el campesino era víctima de la explotación, pues en muchos casos no recibían un pago justo por los productos que sacaba para vender a la población, ya que los mismos estaban sujetos a la buena voluntad del comprador que era quien imponía el precio.

Por ello, la Radio centró como su objetivo lograr la promoción humana, a través de la educación, que era el pilar para devolverle a la gente del campo la dignidad.

Y sí que lo logró.  Tras los primeros años de la experiencia, a través de un modelo de educación formal por Radio, que no fue bien aceptado por los campesinos, Radio Mensaje inicia una experiencia propia, en la que serían los propios campesinos, alumnos de las radioescuelas y auxiliares, quienes elaboran sus propios materiales didácticos y pedagógicos, como una cartilla de alfabetización que responda a las necesidades y a la vida misma del campesino de la zona, a través de la cual inclusive socializaron por la radio técnicas agropecuarias, como el cultivo de hortalizas, que fue fundamental para mejorar la condición económica de los campesinos, y contribuyó fundamentalmente a diversificar la alimentación.  Entonces la radio, era promotora de la recuperación de la dignidad humana y contribuía al desarrollo económico y social.

A esta experiencia de preparar los materiales didácticos y pedagógicos con los mismos auxiliares, líderes campesinos y estudiantes lograda con la cartilla Cultivemos Hortalizas, diseñada y elaborada para enseñar a leer y escribir, se preparó luego la cartilla NUMERO, que buscaba apoyar la enseñanza aprendizaje de los números y las operaciones fundamentales, y que se caracterizó porque los números se graficaban con los problemas de la comunidad, y motivaba el diálogo.

En cierta ocasión, en una de las clases en la comunidad de San José Chico, cuando atendían la explicación del número cuatro, los campesinos encontraron en la cartilla NÚMERO una gráfica en la que cuatro mujeres iban llevando un cántaro sobre sus hombros a buscar agua para su familia.  Esto les llevó (a los campesinos) a conversar sobre la situación que vivía la comunidad, una comunidad que no tenía agua para nada.  Apagaron la radio, dejaron todo su trabajo y se dedicaron dialogar, a discutir entre todos durante una semana entera sobre esta situación que vivía la comunidad, y entre todos, asimismo, buscaron la solución, a tal punto que fue esta comunidad (San José Chico) la que tuvo agua entubada antes que en la misma población urbana", según cuenta Mons. Barriga.  Entonces la radio no solo devolvía la dignidad a la persona, sino que era promotora del desarrollo social.

Y por último, para no extenderme en esta experiencia, que da para contar por horas, quisiera referirme a lo que fue una extraordinaria iniciativa de los mismos auxiliares, alumnos y campesinos de las diferentes comunidades de la zona, quienes una vez que le perdieron el miedo a hablar crearon sus propios programas en la radio, y  le dieron valor a su palabra.  A través  del uso de las grabadoras, que tenían como objetivo  reforzar el proceso de enseñanza aprendizaje, y facilitar el proceso de retroalimentación del mensaje radial, posibilitando que los alumnos graben las respuestas a los cuestionarios o las dudas que hubieren sentido en el proceso, la estrategia funcionó a cabalidad por muy poco tiempo, por apenas un mes, porque “tan pronto como tuvieron confianza en sí mismos y en lo que podían utilizar la grabadora, los campesinos, al segundo mes, empezaron a enviar otra clase de programas.  Ya no eran las respuestas a los cuestionarios y las preguntas e inquietudes sobre los vacíos y dificultades de las clases, sino que los auxiliares tomaron la iniciativa de grabar sus inquietudes particulares y comunitarias; poesías, inclusive música que se originaba en las escuelas o en las propias comunidades.  Es decir eran más bien programas culturales, sociales hechos con mucha alegría, originalidad y talento por los campesinos".  De lo que se desprende que los campesinos decidieron utilizar las grabadoras como "vehículos de expresión propia". Y es por experiencias como estas que esta que esa concepción que por muchos años acompañó a nuestras radios populares de ser “la voz de los que no tienen voz”, se transformó en una radio que permite que la voz de quienes desde siempre se les negó la posibilidad de hablar se pueda escuchar por la radio.

Entonces, claro, estas antenas, estas radioemisoras –y de estas hay decenas y decenas en América Latina- asumieron el compromiso, y lo siguen manteniendo en gran medida, de devolver la dignidad humana y promover el desarrollo humano y social.

Radios que promueven ciudadanía[ii]

Estas emisoras educativas, evangelizadoras, populares o comunitarias, siguen teniendo una importantísima incidencia para la formación de una ciudadanía que participa consciente y activamente en la vida social, cultural y política de sus países.

Y como el tiempo se viene corto, aprovecharé los pocos minutos que me restan para enumerar al menos algunas valiosas experiencias de emisoras católicas que hacen parte de la familia de OCLACC y nuestras organizaciones católicas de comunicación, y que van marcando su huella en el compromiso de promover una cultura solidaria, la justicia, la dignidad y el desarrollo humano en nuestros pueblos:

Radio Estrella del Mar (Chile), que en su trabajo de comunicación participativa, con y desde la gente, descubre una riqueza enorme de cultura y de conocimientos en los pobladores de las Islas de Ancud, que será el memoria oral transformada en la Enciclopedia Cultural de Chiloé.
 Radio Marañón, en Perú, que desde hace años viene trabajando con y para los jóvenes.

Radio Latacunga, en Ecuador, que también desde hace más de 25 años trabaja promoviendo los derechos y la organización de la p oblación indígena.

Radio Sucumbíos, en la frontera amazónica con Colombia, que cumple un gran trabajo  en materia de desplazamiento humano y de refugio.

No puedo dejar de señalar, a propósito de que desde Signis Mundial se ha ratificado el compromiso de promover el derecho a la comunicación de niños, niñas y adolescentes, la experiencia de Chami radio, una emisora católica de Otuzco, en Perú, que viene desarrollando un ejemplar trabajo con los niños, a través del proyecto el aula en la radio; o Radio Seybo, en República Dominicana, que es ganadora por tercer año consecutivo de un premio que reconoce su trabajo con, por y para los niños.

Como podrán advertir, se trata de medios de comunicación con un nivel alto de responsabilidad social. Comunicadores y medios dispuestos a desarrollar de manera planificada una labor que favorezca la educación y la movilización de los ciudadanos. Es respondiendo a esta tendencia que nuestra organización OCLACC, se ha planteado promover y acompañar este tipo de experiencias. Queremos aprender, construir y compartir diversas formas de estrategias de comunicación para la movilización ciudadana.

El compromiso de acompañamiento desde OCLACC a las radios católicas y evangelizadoras de nuestro continente continúa, a través de la red de radioevangelización, que es una iniciativa conjunta con ALER, y que es animada desde nuestra oficina de OCLACC en Quito.



 *Exposición preparada por José Mármol para la conferencia virtual del Centro interdisciplinario de comunicación, de la Universidad Gregoriana de Roma.
[i]  La presentación se basó en la tesis de grado presentada por José Mármol y Carlos Cisneros, Facultad de Comunicación social de la Universidad Central del Ecuador, 1992. 
 
[ii] Extracto de la presentación presentada en la Facultad de Teología de la Universidad de Catalunya, España, el 28 de octubre de 2010.

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