jueves, 27 de noviembre de 2008

Nuestra Iglesia entre el SI y el NO al Proyecto de Nueva Constitución


José Nelson Mármol
Mientras las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana asumieron sin vacilaciones una posición de rechazo abierto al proyecto de nueva constitución, con la justificación de que algunos textos contradicen cuestiones "no negociables" como el aborto, la familia, la educación y la libertad religiosa, una gran mayoría del pueblo ecuatoriano ha decidido dar un SI a la propuesta constitucional.
Muchos hermanos y hermanas en la fe con los que podido conversar sobre este tema, incluyendo algunos sacerdotes y religiosas, se han mostrado extrañados por la posición radical asumida por la jerarquía, porque entienden, por el contrario, que la nueva Constitución garantiza una mayor igualdad en la sociedad que encaminaría a la construcción de una sociedad "justa y fraterna" de que nos habla la Doctrina Social de la Iglesia.

Una demostración de esta visión diferente a la que expresan nuestros obispos frente al tema constitucional es la declaración realizada días atrás por varios sacerdotes y religiosas de la Arquidiócesis de Cuenca, en la que se expresa de manera directa el espíritu cristiano y solidario del nuevo proyecto de Constitución, y ha cuestionado la posición asumida por la arqudiócesis de Guayaquil que convocó a misas campales y procesiones para expresar la inconformidad con el texto constitucional que será sometido a referéndum, el 28 de septiembre próximo. 
Sin vacilaciones, los sacerdotes cuencanos señalan su "inconformidad con las posturas de un sector de la Iglesia, concretamente de la Arquidiócesis de Guayaquil, por su convocatoria a procesiones, misas campales, uso de imágenes religiosas, leyendas en los templos y utilización de los sentimientos y expresiones de nuestro pueblo, como supuesta catequesis, en clara alianza con manifiestos intereses de los grupos de poder, olvidándose que nosotros sacerdotes y demás fieles también somos Iglesia".
Por ello, asumiendo con entreza el "deber y el derecho de orientar e iluminar las conciencias con el Evangelio, proclamándolo con libertad y dando su juicio moral en todo lo que atañe a los derechos fundamentales de las personas y los pueblos", los sacerdotes se identifican contrarios a las "alianzas con grupos de poder económico y político, que no dudan en usar el nombre de Dios en vano...", y reconocen que algunos "sacerdotes y religiosas" han "acompañado y apoyado este proceso, en busca  de las transformaciones necesarias que permitan el bien común".
Comprometidos con ese deber cristiano de construir esa nueva sociedad de justicia y fraternidad, muchos católicos votarán SI el próximo 28 de septiembre.
EL CLERO DE CUENCA EN SUS EJERCICIOS ESPIRITUALES: A FAVOR DE LA VERDAD
Es un deber cristiano discernir a la luz de la Buena Nueva, del Evangelio, los llamados de Dios en la Historia, "los signos de los tiempos", para actuar a la manera  de Jesús y de su proyecto del Reino. 
 Creemos firmemente que como Iglesia tenemos el deber y el derecho de orientar e iluminar las consciencias con el Evangelio, proclamándolo con libertad y dando su juicio moral en todo lo que atañe a los derechos fundamentales de las personas y los pueblos.
El mensaje auténticamente cristiano no puede apartar a los hombres y mujeres de las tareas del bien común. El documento de la Iglesia de América Latina publicado en Aparecida, nos llama a asumir los desafíos políticos, las responsabilidades públicas y propone rehabilitar la ética en la política, economía y comercio, impulsando nuevos caminos creativos a fin de responder a los desafíos, transformando las situaciones actuales.
 Todo proceso evangelizador implica promoción humana y auténtica liberación (Documento de Aparecida Nro. 406). De la misión religiosa de la Iglesia derivan, pues, funciones, luces, energías, que sirven para consolidar la comunidad humana según la Ley Divina, sin atentar la autonomía de lo temporal.
 Todos estos enunciados exigen una espiritualidad de servicio al estilo de Jesús, buscando que su amor y los signos del Reino se expresen en las  estructuras sociales, políticas, económicas y culturales.    
 En los últimos años, la decadencia de los modelos de Estado, la corrupción, la carencia de ideologías y proyectos sociales, en el nuevo contexto global, ha llevado a la clase política al uso y abuso del nombre de Dios, de la fe y religiosidad de los pueblos, utilizando el peso social de las iglesias y el imaginario  simbólico del pueblo para justificar sus proyectos económicos y políticos; este fenómeno es muy notorio en el mundo actual.
 Manifestamos nuestra inconformidad con las posturas de un sector de la iglesia, concretamente de la Arquidiócesis de Guayaquil,  por su convocatoria a procesiones, misas campales, uso de imágenes religiosas, leyendas en los templos y utilización de los sentimientos y expresiones de nuestro pueblo, como supuesta catequesis, en clara alianza con manifiestos intereses de los grupos de poder, olvidándose que nosotros sacerdotes y demás fieles también somos Iglesia.  
 Nuestra identidad nos aleja de alianzas con grupos de poder económico y político, que no dudan en usar el nombre de Dios en vano y que hacen aparecer sus  acciones como frutos de la voluntad de Dios o a favor de la "Obra de Dios".
 En nuestras parroquias, los fieles en sus hogares y reuniones, los grupos cristianos dedicaron muchas  horas a la oración, a la reflexión y  presentaron múltiples propuestas a la Asamblea Constituyente, las mismas que han sido recogidas en el texto de la Nueva Constitución. Sacerdotes y religiosas hemos acompañado y apoyado este proceso, en busca de las transformaciones necesarias que permitan el bien común.
Creemos desde el corazón de Dios que es nuestro deber comprometernos con la construcción de una nueva sociedad donde la noche resulte corta para dar gracias por el nuevo día.
 SACERDOTES DE LAS VICARÍAS URBANA, SUBURBANA, ORIENTAL, DEL SUR, ÍNDIGENA Y MISIONERA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CUENCA.
SE ADHIEREN A ESTA DECLARACION: LA COORDINADORA NACIONAL DE LA IGLESIA DE LOS POBRES. NÚCLEOS DE  AZUAY,  CAÑAR, EL ORO, PICHINCHA, TUNGURAHUA, Y ZAMORA.
 Ballenita, 11 de septiembre de 2008.

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