domingo, 27 de julio de 2008

Monseñor Proaño: “Personaje símbolonacional”


José Nelson Mármol
  En momentos en que Ecuador se encamina con paso firme y decidido en un proceso de cambio para construir una sociedad de justicia y fraternidad, aún en medio de los miedos que siembran quienes todavía se resisten a los cambios, o lo que es lo mismo, se resisten a perder sus privilegios, la Asamblea Nacional Constituyente, en la víspera de concluir su trabajo de elaborar la nueva Constitución, en la sesión del 24 de julio, sacó del baúl del olvido la figura de Monseñor Leonidas Proaño y lo declaró como “Personaje Símbolo Nacional y ejemplo permanente para todas las generaciones”.
 
La resolución de la Asamblea Constituyente declara también como fecha cívica nacional el 29 de enero de cada año, en que se recuerda el natalicio del recordado “Obispo de los Indios”, así como resolvió crear la Condecoración Monseñor Leonidas Proaño, que será entregada por el Gobierno Nacional, a las personas o instituciones que con sus actividades se dediquen a promover los derechos, principios y valores de las Naciones Indígenas, a las cuales Monseñor Proaño consagró su vida. Este homenaje llega a los veinte años de su partida. 
¿Cómo recibiría Monseñor Proaño esta resolución de nuestros Asambleístas?   Pues sin dudarlo, desde el cielo, donde mora junto a otros grandes profetas de la liberación y la justicia, como Fray Bartolomé de las Casas, Mons. Romero, Mons. Angelelli, Mons. Hélder Cámara, Mons.  Gerardi, entre otros, su respuesta sería que nunca ha buscado el reconocimiento del Estado, y que su trabajo solo quiere “seguir a Cristo hasta sus últimas consecuencias”, asumiendo su compromiso con “el proceso de liberación cristiana de un pueblo oprimido y explotado”, como lo expresara en 1974, en el acto de solidaridad con el pueblo chileno.   
De hecho, Nidia Arrobo, quien durante años fue su colaboradora más cercana, y que ahora es la responsable de llevar adelante la Fundación Pueblo Indio, una de las tantas obras de Monseñor Proaño, expresó que más que con la declaración de la Asamblea, Monseñor Leonidas Proaño estaría más que satisfecho con el hecho de que la Asamblea Constituyente incluyó la Plurinacionalidad y el idioma quichua y shuar como idiomas oficiales de relación intercultural. 
Lo cierto es que Monseñor  Proaño, el “Obispo de los Indios” o el “Obispo rojo”, como le calificaban con desprecio los poderosos y conservadores, seguirá siendo el Pastor y Profeta que sigue animándonos a quienes creemos como Él que “Confesarse católico debe equivaler a confesarse cristiano.  El Cristiano es un seguidor de Cristo en el cumplimiento de su obra salvadora.  Cristo vino a salvarnos de toda esa maraña que esclaviza a los hombres y que está constituida por los tentáculos de la codicia, del poder, del dinero, de la dominación, de la soberbia, de la prepotencia, de la crueldad, de la injusticia, del desprecio a los débiles, de la explotación del hombre por el hombre, de la opresión, de la privación de la capacidad de hacernos libres y de otros tentáculos como estos.  Tentáculos que hoy, para muchísimos pueblos, constituyen la maquinaria llamada capitalismo.  Ser cristiano de verdad, entonces, es comprometerse a luchar contra ese monstruo del capitalismo para conquistar la liberación de todo el hombre y de todos los hombres”. 
La Asamblea Nacional Constituyente hizo justicia con ese gran profeta de la liberación, con nuestro Pastor que por siempre será ese “Personaje Símbolo Nacional y ejemplo permanente para todas las generaciones”.  Su fe, su compromiso seguirá iluminándonos a quienes desde nuestros particulares y comunitarios esfuerzos buscamos también construir esa sociedad de justicia y fraternidad.

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