Por
José Nelson Mármol
No me
sorprende, ni me llama la atención, la posición que están adoptando los
principales medios de comunicación, y las figuras estrella de la TV en mi
querido Ecuador, que a coro se han dedicado a satanizar el proyecto de ley de
comunicación presentado por el Asambleista Rolando Panchana, tanto como el de
iniciativa del Foro Ecuatoriano de
Comunicación. En
Argentina, Clarín y las grandes corporaciones multimediáticas también
impulsaron una acción concertada para intentar evitar que se debata y apruebe
la nueva Ley de Servicios Audiovisuales.
Y es que,
desde siempre, los medios han sido los menos interesados en promover una real
libertad de expresión de los ciudadanos y ciudadanas comunes y silvestres;
hasta pareciera que nos hubiéramos conformado con ese Statu Quo que defienden
los medios o sus dueños. Ese liberalismo de creer que solo ellos tienen derecho
a expresar y hacer pública su opinión, haciéndonos creer que esa es la opinión
pública.
Pareciera
que para ellos (para los medios) las voces de quienes desde hace años hemos
venido luchando por una verdadera democratización de la comunicación, de las
formas y procesos de comunicación, simple y llanamente no existiera, porque
desde sus espacios se nos invisibiliza. Qué democracia defienden los medios?
Gracias a
Dios el país esta viviendo un proceso de cambios que busca dejar atrás esas
prácticas de exclusión, y por mandato constitucional se debe aprobar una ley de
comunicación que garantice el ejercicio de los derechos que todos y todas
tenemos a la comunicación, porque la libertad de expresión no es privilegio ni
derecho privativo de los medios o de los periodistas.
Es cierto
que los lectores/as hacemos una valoración de lo que expresan los periódicos,
canales de TV o estaciones de Radio y que con una selección crítica seguiremos
o no leyendo, viendo o escuchando lo que vehiculan, pero no es menos cierto que
urge una regulación que desde la ley (que en igualdad de condiciones permite,
prohibe y sanciona, como toda ley) les haga entender a los medios y sus
propietarios que no podemos seguir sometidos a su sola autoregulación que en
muchísimos de los casos pisotea nuestros derechos. Definitivamente no es
suficiente esa regulación que defienden los grandes medios. Es necesario
regular, y cuando los casos lo ameriten hay que imponer sanciones a los medios
que divulgan informaciones interesadas para un determinado grupo de poder
económico o político, sin contrastación de fuentes ni verificación, por ejemplo.
Nuestro país
demanda una ley que nos incluya a todos y todas como sujetos sociales y
políticos con voz y que tenemos el derecho a ejercer nuestros derechos (con
disculpas por la redundancia). Nuestro país requiere de una verdadera Ley de
Comunicación que garantice el ejercicio de una genuina democracia participativa
y plural, porque YA BASTA DE ESTA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA que excluye y niega
la participación ciudadana.
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Comentario:
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Escrito por Pepe Mármol:
29 Septiembre 2009, 03:41Qué gusto recibir tu mensaje, y la reflexión que haces sobre el tema propuesto, estimado Christian.
Y qué bueno que finalmente los medios y también muchos de nuestros colegas demuestren interés por este tema.Coincido en mucho con lo que tú expresas. Yo mismo tuve como director de Radio Católica un ciudadano de ingrata recordación, que prefiero omitir su nombre, quien en más de una ocasión nos recordaba que "en este medio no se da espacio a la izquierda. Nosotros somos de derecha..." Palabras más, palabras menos, eso nos decía. Quiero decir con esto que los dueños de los medios, o quienes definen la línea editorial, determinan también a quienes dar la palabra y a quienes no. Eso es lo que yo llamo exclusión. Al negar la palabra a personas o colectivos que no coinciden con la posición oficial del medio, no se niega la libertad de expresión de amplias mayorías?Se sabe que en el país son alrededor de mil doscientas las personas que pueden hablar y expresarse a través de los medios. Qué con los millones que estamos fuera? cómo podemos expresarnos?. Ciertamente el tema es complejo, pues tampoco en un medio público lo pod´riamos hacer, ciertamente; pero creo que al debatir la ley de comunicación se nos abre la posibilidad de buscar al menos alternativas para que se dé paso a una democratización de los medios. Tú conoces, por ejemplo, cómo se han feriado y negociado las frecuencias de radio, y que con ello se ha negado la posibilidad de que organizaciones sociales, comunitarias tengan acceso a medios, quizá más plurales, más participativos...A tí te consta que desde nuestra organización pretendemos generar información que merecería la pena divulgarla a través de los medios; creo incluso que a veces hasta corremos el riesgo de abusar del uso de los mailing list, en el afán de que algún colega o editor de los grandes medios se hagan eco de informaciones que consideramos de interés general. Crees que alguien nos para bola?. A eso es lo que llamo que los grandes medios niegan nuestra posibilidad de expresarnos a amplios públicos. Creo sinceramente que muchos de nuestros medios valoran la importancia de la información por la sangre que escurra, por el escándalo que ocasione, en fin. No quisiera cansarte con ejemplos, pero por la coyuntura que nos ubica en este debate quisiera solo recordarte por ejemplo que, el año pasado, en diciembre, nosotros, como Asociación Católica de Comunicación invitamos a una minga de la comunicación para extraer insumos para el proyecto de ley de comunicación: invitamos a representantes de AER, AEDEP, AETV, para que participen en los paneles, crees que alguien nos aceptó o asistió?, y luego invitamos a colegas para que nos ayuden con la cobertura, crees que fue alguien? Le interesó a alguien este debate?. Pero ahora que hay un proyecto, que puede tener sus cuestiones que tendrán que ser revisadas, ¡¡¡ mira la campaña que se está armando, y en condiciones desiguales, con quienes apenas si podemos expresar nuestros criterios a través de un correo electrónico o de un blog que lo leerán 20 o 30 personas, pero en fin...claro, tampoco desconozco que hay colegas que cumplen su oficio, su profesión con ética, y pensando en el interés social y el bien común. Así que de ninguna manera se me ha ocurrido pensar que haya colegas que puedan ser analogados con secretarias, o lacayos, como expresas. Lejos de mi el siquiera pensar en algo de esto. Pero tú sabes que hay colegas y colegas (aunque en algunos casos me cuesta decir colegas), pues hay quienes pareciera que nunca conocieron la ética o que si la estudiaron alguna vez sencillamente la revolcaron en un basurero.No quiero, en modo alguno, defender sin beneficio de análisis el proyecto de Panchana, pero tampoco me parece que se lo tenga que satanizar solo por ser del ejecutivo. Creo que es momento de abrir un debate verdaderamente plural, sin prejuicios, porque si la propuesta oficial tiene aspectos que pueden revestir peligro para el ejercicio periodístico libre y democrático hay que decirlo, y procurar introducir los correctivos. pero sigamos debatiendo. Felizmente el plazo para esta reflexión y análisis se extendió hasta febrero, así que el tema nos da para seguir aportando.Un grande abrazo,Pp
29 Septiembre 2009, 03:39