viernes, 25 de septiembre de 2009

Ley de Comunicación y grandes medios


Por José Nelson Mármol

No me sorprende, ni me llama la atención, la posición que están adoptando los principales medios de comunicación, y las figuras estrella de la TV en mi querido Ecuador, que a coro se han dedicado a satanizar el proyecto de ley de comunicación presentado por el Asambleista Rolando Panchana, tanto como el de iniciativa del Foro Ecuatoriano de Comunicación.  En Argentina, Clarín y las grandes corporaciones multimediáticas también impulsaron una acción concertada para intentar evitar que se debata y apruebe la nueva Ley de Servicios Audiovisuales.

Y es que, desde siempre, los medios han sido los menos interesados en promover una real libertad de expresión de los ciudadanos y ciudadanas comunes y silvestres; hasta pareciera que nos hubiéramos conformado con ese Statu Quo que defienden los medios o sus dueños. Ese liberalismo de creer que solo ellos tienen derecho a expresar y hacer pública su opinión, haciéndonos creer que esa es la opinión pública.
Pareciera que para ellos (para los medios) las voces de quienes desde hace años hemos venido luchando por una verdadera democratización de la comunicación, de las formas y procesos de comunicación, simple y llanamente no existiera, porque desde sus espacios se nos invisibiliza. Qué democracia defienden los medios?
Gracias a Dios el país esta viviendo un proceso de cambios que busca dejar atrás esas prácticas de exclusión, y por mandato constitucional se debe aprobar una ley de comunicación que garantice el ejercicio de los derechos que todos y todas tenemos a la comunicación, porque la libertad de expresión no es privilegio ni derecho privativo de los medios o de los periodistas.
Es cierto que los lectores/as hacemos una valoración de lo que expresan los periódicos, canales de TV o estaciones de Radio y que con una selección crítica seguiremos o no leyendo, viendo o escuchando lo que vehiculan, pero no es menos cierto que urge una regulación que desde la ley (que en igualdad de condiciones permite, prohibe y sanciona, como toda ley) les haga entender a los medios y sus propietarios que no podemos seguir sometidos a su sola autoregulación que en muchísimos de los casos pisotea nuestros derechos. Definitivamente no es suficiente esa regulación que defienden los grandes medios. Es necesario regular, y cuando los casos lo ameriten hay que imponer sanciones a los medios que divulgan informaciones interesadas para un determinado grupo de poder económico o político, sin contrastación de fuentes ni verificación, por ejemplo.
Nuestro país demanda una ley que nos incluya a todos y todas como sujetos sociales y políticos con voz y que tenemos el derecho a ejercer nuestros derechos (con disculpas por la redundancia). Nuestro país requiere de una verdadera Ley de Comunicación que garantice el ejercicio de una genuina democracia participativa y plural, porque YA BASTA DE ESTA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA que excluye y niega la participación ciudadana. 
---------------------------------------------

Comentario:
  1. Escrito por Christian Zurita:
    Estimado José, he leído tu comentario sobre la ley de comunicación y grandes medios. Me sorprende que tú, como periodista, no estés preocupado por la ley panchana y centres tus observaciones en el típico estereotipo del trabajo mediatico: “los medios han sido los menos interesados en promover una real libertad de expresión…”
    Esos comentarios tácitamente le otorgan al periodista un papel de simple reproductor de órdenes superiores, ¿consideras que los periodistas somos lacayos que cumplimos los mandamientos que nos da el dueño? ¿Acaso somos secretarias de las que el dueño puede manejar a su antojo al momento de redactar una carta?
    Cuando hablas de los medios, también hablas de periodistas. Más allá de los vicios que todos identificamos en el cumplimiento del oficio, claro que observas una maduración en lo que es libertad de expresión. ¿Quién empujó el caso Fybeca? ¿El caso Guañuna? ¿el feriado bancario? Ejemplos tengo miles.
    Acepto que existe imposición y hay que pelear mucho para evitar la dictura del dueño, de toda mi experiencia he visto en las salas de redacción cómo se discuten y pelean los temas que los periodistas consideran relevantes ser tratados en sus medios.
    Acepto que esa discusión en las salas de redacción puedan perderse de los grandes temas de interés, que los periodistas no comprendan la importancia de ciertos temas trascendentes, que la elección de agendas informativas son totalmente arbitrarias.
    Pero si alguien lucha por la libertad de prensa, son los periodistas, nadie mas que ellos; al fin somos nosotros los que incluso nos imponemos al director o dueño del medio.
    Con esos problemas existentes ahora tendremos que pelar con la ley, a mas de los intereses en conflicto entre dueños y periodistas, ahora quieren ensuciarlo mas con una ley controla medios y controla periodistas.
    Estimado Pepe no te pierdas, el tema es como nosotros, como trabajadores de la información, logramos obtener ventajas de la ley frente a posibles controles estatales, pero también como se establecen garantías para que el dueño del medio no pueda ejercer total injerencia con sus decisiones en las salas de redacción.
    El dueño del hospital no le dice al cirujano como operar o al medico como diagnosticar.
    Debemos cambiar el espíritu de la ley Panchana, reforzar aspectos que eviten esta arbitrariedad informativa de lado y lado.
    Sistemas en los que los periodistas no se autocensuren y penalice la comercialización de espacios de información. Formas de evitar de beneficiar a los amigos o socios de los dueños.

  1. Escrito por Pepe Mármol:
    Qué gusto recibir tu mensaje, y la reflexión que haces sobre el tema propuesto, estimado Christian.
    Y qué bueno que finalmente los medios y también muchos de nuestros colegas demuestren interés por este tema.
    Coincido en mucho con lo que tú expresas. Yo mismo tuve como director de Radio Católica un ciudadano de ingrata recordación, que prefiero omitir su nombre, quien en más de una ocasión nos recordaba que "en este medio no se da espacio a la izquierda. Nosotros somos de derecha..." Palabras más, palabras menos, eso nos decía. Quiero decir con esto que los dueños de los medios, o quienes definen la línea editorial, determinan también a quienes dar la palabra y a quienes no. Eso es lo que yo llamo exclusión. Al negar la palabra a personas o colectivos que no coinciden con la posición oficial del medio, no se niega la libertad de expresión de amplias mayorías?
    Se sabe que en el país son alrededor de mil doscientas las personas que pueden hablar y expresarse a través de los medios. Qué con los millones que estamos fuera? cómo podemos expresarnos?. Ciertamente el tema es complejo, pues tampoco en un medio público lo pod´riamos hacer, ciertamente; pero creo que al debatir la ley de comunicación se nos abre la posibilidad de buscar al menos alternativas para que se dé paso a una democratización de los medios. Tú conoces, por ejemplo, cómo se han feriado y negociado las frecuencias de radio, y que con ello se ha negado la posibilidad de que organizaciones sociales, comunitarias tengan acceso a medios, quizá más plurales, más participativos...
    A tí te consta que desde nuestra organización pretendemos generar información que merecería la pena divulgarla a través de los medios; creo incluso que a veces hasta corremos el riesgo de abusar del uso de los mailing list, en el afán de que algún colega o editor de los grandes medios se hagan eco de informaciones que consideramos de interés general. Crees que alguien nos para bola?. A eso es lo que llamo que los grandes medios niegan nuestra posibilidad de expresarnos a amplios públicos. Creo sinceramente que muchos de nuestros medios valoran la importancia de la información por la sangre que escurra, por el escándalo que ocasione, en fin. No quisiera cansarte con ejemplos, pero por la coyuntura que nos ubica en este debate quisiera solo recordarte por ejemplo que, el año pasado, en diciembre, nosotros, como Asociación Católica de Comunicación invitamos a una minga de la comunicación para extraer insumos para el proyecto de ley de comunicación: invitamos a representantes de AER, AEDEP, AETV, para que participen en los paneles, crees que alguien nos aceptó o asistió?, y luego invitamos a colegas para que nos ayuden con la cobertura, crees que fue alguien? Le interesó a alguien este debate?. Pero ahora que hay un proyecto, que puede tener sus cuestiones que tendrán que ser revisadas, ¡¡¡ mira la campaña que se está armando, y en condiciones desiguales, con quienes apenas si podemos expresar nuestros criterios a través de un correo electrónico o de un blog que lo leerán 20 o 30 personas, pero en fin...
    claro, tampoco desconozco que hay colegas que cumplen su oficio, su profesión con ética, y pensando en el interés social y el bien común. Así que de ninguna manera se me ha ocurrido pensar que haya colegas que puedan ser analogados con secretarias, o lacayos, como expresas. Lejos de mi el siquiera pensar en algo de esto. Pero tú sabes que hay colegas y colegas (aunque en algunos casos me cuesta decir colegas), pues hay quienes pareciera que nunca conocieron la ética o que si la estudiaron alguna vez sencillamente la revolcaron en un basurero.
    No quiero, en modo alguno, defender sin beneficio de análisis el proyecto de Panchana, pero tampoco me parece que se lo tenga que satanizar solo por ser del ejecutivo. Creo que es momento de abrir un debate verdaderamente plural, sin prejuicios, porque si la propuesta oficial tiene aspectos que pueden revestir peligro para el ejercicio periodístico libre y democrático hay que decirlo, y procurar introducir los correctivos. pero sigamos debatiendo. Felizmente el plazo para esta reflexión y análisis se extendió hasta febrero, así que el tema nos da para seguir aportando.
    Un grande abrazo,
    Pp

No hay comentarios:

Publicar un comentario