El Plan Colombia es un acto demencial e inhumano que debe ser atacado por
las Iglesias, organizaciones y toda la gente de buena voluntad, dice de modo
enfático Monseñor Gonzalo López Marañon, Obispo vicario Apostólico de
Sucumbíos, al comentar la ola de desplazados que está produciendo la aplicación
del Plan colombia y los enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares,
en el Putumayo.
"A la Iglesia le ha tocado dar la cara" para dar ayuda humanitaria
a los refugiados que huyen de la violencia, agrega. No obstante se mostró
contrario a la construcción de grandes campamentos para refugiados, pues
"es mejor la solidaridad de la gente para dar acogida en centros
comunitarios".
¿cuál es la situación en Sucumbíos, una vez que han comenzado a
llegar los desplazados por la violencia en la región del Putumayo?
En vista de la confrontación abierta y el enfrentamiento a muerte entre la
guerrilla y los paramilitares en Colombia, la población de las localidades
vecinas de La Hormiga, La Dorada, San Miguel, se encuentra sometida a un
enclaustramiento, sin poder moverse. No obstante las gentes que se
sienten amenazadas, en peligro, y las que pueden están pasando para acá.
Los más pobres, los que vienen con lo puesto, se quedan por acá. Hay
otros que viajan en taxis hacia la frontera de Ipiales por la carretara nueva,
la que corre paralela por el cauce del Río chingual, y también hay quienes
viajan en buses con dirección al interior del país. Los que vienen no son
todos de las mismas condiciones económicas, y quienes se quedan acá (Lago
Agrio) son las gentes que no tienen nada.
¿Y qué se está haciendo para darles atención a estas personas
desplazadas?
Se ha preaparado el Plan de acogida, de contingencia, en un primer momento,
de manera muy emergente, a quienes llegan se los registra y luego se trata de
ubicarles en alguna familia, en algún albergue provisional, y se les ayuda
también con un bono alimenticio. Se están preparando unos centros de
acogida que suponemos estarán listos para finales de diciembre.
¿Hay los albergues suficientes para dar acogida a toda la gente que
está viniendo de Colombia?
Se hace lo que se puede. Por el momento el número censado que nosotros
tenemos es de alrededor de 500, en Lago Agrio, porque sabemos que también están
en el Puerto El Carmen y en la vía a los Tetetes. De modo que ya son
algunos centenares de personas. Y se está haciendo todo lo que se puede
para que se sientan bien, porque la idea de la Iglesia y la que intentamos
sembrar en la sociedad civil es que debemos tener solidaridad y debemos hacer
lo posible para acoger a los hermanos colombianos.
¿Quienes colaboran con estas acciones de ayuda humanitaria?
Existe un programa establecido entre el gobierno y ACNUR, y a la
Iglesia se le ha pedido que colabore coordinando estas acciones, de forma que
en este momento está aquí un representante del organismos de Naciones Unidas
para los Refugiados, alguno de Cancillería, y uh grupo ya notable de la Iglesia
que está organizándose para atender. En definitiva a la Iglesia le está
tocando dar la cara, hacer frente a la situación y eso es lo que vamos a hacer,
si Dios nos ayuda.
¿Y cuál es el rol de los otros sectores de la sociedad en Sucumbíos?
Bueno, la Iglesia ha tenido algunas oportunidades para presentar el programa
y la organización, y está abierta a cualquier colaboración. Esperamos que
lo hagan Defensa Civil, Cruz Roja, los municipios, la Prefectura. Hay una
cierta implicación de todos estos grupos institucionales, pero en definitiva
quien tiene que mover los pies y el corazón cada día es la gente de Iglesia, y
eso estamos haciendo, esperando que se extienda el espíritu de
Solidaridad. Porque a veces es más importante que la obra el espíritu de
apoyo y acogida a estos hermanos que vienen en tan malas condiciones para acá.
Pero quiero decir algo muy importante. De trás de todo esto está el
Plan colombia que ha sido denunciado por nosotros como inhumano, y que debería
ser atacado de todas maneras por Iglesias, organizaciones y toda la gente
de buena voluntad, porque lo que ocurre en el otro lado entre grupos
guerrilleros, y puede ser también la presencia militar, es algo demencial, que
rompe cualquier esquema racional de defensa propia, y eso es muy malo.
¿Qué características tienen los centros de acogida? ¿La
infraestructura es suficiente? ¿Qué hace falta?
El apoyo económico en este momento viene del ACNUR. Las acciones han
sido discutidas, han sido concertadas, y lo que estamos haciendo desde la
Iglesia es que estas cosas no se las hagan como en las películas. Por eso
nos oponemos a los campamentos. Y estamos aprovechando los centros
comunitarios, que pueden ser casas de organizaciones o comunidades, e inclusive
coliseos, en donde estamos realizando algunas adecuaciones, mejorando la
infraestructura, y así se trata de resolver el problema. Por el momento
estamos todavía en la capacida de atender a las personas que van llegando, a
las que se registran. Y sí van a ser suficientes?, luego se verá.
No estamos apoyando la idea que se construyan campamentos grandes, como
lazaretos. Estamos pidiendo que se mejoren los centros comunitarios
existentes, que son muchos, y que así la comunidad estre en una dinámica de
solidaridad con los desplazados o refugiados.
¿Y se está realizando esto?
Sí, están avanzando. es este momento hay como 6 centros, en los cuales
ya se está haciendo trabajo para prepararlos de una forma significativa, y
pensamos que entrarían en funcionamiento a finales de diciembre.
Entrevista realizada por José Mármol,
Febrero, 2001
Publicada en la revista de ACCE,
Asociación de Comunicadores Cristianos del Ecuador.
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