martes, 6 de noviembre de 2007

La esperanza “ya es de todos”


José Nelson Mármol
  
Cuando la casi totalidad de encuestadoras y empresas consultoras de opinión ponían en duda de que el SI en la consulta (sobre si la ciudadanía aprobaba o no la convocatoria a una Asamblea Constituyente) pudiera ganar con claridad en el plebiscito de abril pasado, un taxista capitalino me decía “Acuérdese que el sí va a barrer en la consulta”. No en vano dicen que los taxistas no fallan al tomar el pulso de la opinión ciudadana. Y aunque pudiera aparecer una perogrullada, casi siempre el olfato de los taxistas sobre las cuestiones que interesan a la comunidad ha resultado bien orientado.

Luego, casi en las vísperas de las elecciones de representantes a la Asamblea Nacional Constituyente, del pasado 30 de septiembre, otro taxista me comentaba su seguridad de que “el pueblo va a apoyar a este gobierno que está gobernando para los pobres”, y claro, aunque el resultado se lo veía venir, la opinión del taxista no era equivocada. 
El gobernante movimiento Alianza País, al igual que en la consulta popular, arrasó en los comicios para la Asamblea Nacional, en la que tendrá alrededor de 80 representantes, de los 130 que integrarán la Cámara. Independientemente de las interpretaciones y análisis que siguen realizando sociólogos y politólogos, para explicar y justificar el mayoritario apoyo popular a este gobierno de la Revolución Ciudadana, no se puede soslayar que  el mensaje “ya es de todos”, acuñado como el sello de este régimen, ha hecho renacer la esperanza de un pueblo que durante décadas ha sufrido las traiciones y el desgobierno de  la vieja partidocracia y de los grupos de poder sociales y económicos. 
En una sociedad en que la exclusión pareciera ser el denominador común en todo cuanto gira a nuestro rededor, en estos 10 meses del gobierno de la Revolución Ciudadana ha sido posible constatar que la “patria ya es de todos”.  Cuando en los hospitales públicos ya no se cobra por las consultas externas y hay más médicos dispuestos a atender a un pueblo pobre; o cuando en las escuelas tampoco se cobra por matrículas y se entregan gratuitamente los libros básicos de estudio, amén de que la mayoría de la población empobrecida sigue beneficiándose se los subsidios al gas, la electricidad o de los incrementos de los bonos de la solidaridad o el de la vivienda, entre tantas y tantas ofertas de gobierno cumplidas, decir también que “la esperanza ya es de todos” no suena a retórica. 
La información confundida con propaganda goebeliana con que algunos periodistas y medios de comunicación han tratado de infundir el temor de que el país camina al comunismo o al socialismo del siglo XIX, no ha logrado amedrentar al pueblo, y por el contrario, el  nuevo voto de confianza entregado al novel movimiento Alianza País, que liderará la redacción de una nueva Constitución Política del Ecuador, en Montecristi (la tierra del “Viejo Luchador” y líder de la revolución liberal Don Eloy Alfaro) solo puede traducirse con ese sentir ciudadano de que la Esperanza ya es de todos. Cuando recuerdo las palabras del taxista que  me decía que “ya era hora de que un gobierno se acuerde de nosotros los pobres” me sumo también a ese sentimiento mayoritario de nuestra gente, porque ello me confirma, una vez más, que la esperanza está viva.
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