"En Ecuador, hasta el momento no ha sido posible aprobar una ley que abra la puerta a la creación de radios comunitarias".
***
"...es momento para que las y los ciudadanos nos decidamos a poblar nuestro país de radios comunitarias, amparados en todo cuanto consagra la Ley Suprema de la República, la Constitución, porque ya no podemos seguir esperando por una ley como si estuviéramos mendigando el derecho a la comunicación..."
***
Hace pocos días (el 19 de marzo de 2012), la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos aprobó la autorización
para la ampliación de concesiones de frecuencias para radios comunitarias, con
lo cual se avizora una verdadera primavera de emisoras comunitarias en el gran
país del norte. Así se informa en el sitio de Radio Prometheus (en inglés).
La decisión, con razón, ha sido considerada como
una victoria para las comunidades, sobre todo porque la misma Comisión Federal
de Comunicaciones (FCC) ha reconocido que más de seis mil solicitudes de
licencias han permanecido pendientes por años.
Tras esta decisión se ha anunciado también el compromiso agilizar el
trámite de las solicitudes archivadas.
Más de una década de lucha fue necesaria para
lograr la aprobación de la ley de radio comunitarias locales, que aunque
fue aprobada por el Congreso hace ya un par de años, la ley -como suele pasar
en todos lados- aún no se lograba aplicar.
Con esta decisión de la Comisión Federal de
Comunicaciones se prevé que en los próximos meses se multiplicarán las
solicitudes para el funcionamiento de radios comunitarias. En breve se escucharán por estos medios las
voces de comunidades que no siempre son escuchadas ni visibilizadas por las
grandes cadenas radiales.
En Ecuador, en cambio, hasta el momento no ha
sido posible aprobar una ley que abra la puerta a la creación de radios
comunitarias. La legislación vigente,
aprobada por la dictadura en 1975 (Decreto Supremo No. 256-A), únicamente
consideró la coexistencia de emisoras de carácter "comercial privada", con fines
de lucro (Art. 7) y las de “servicio público”, que son aquellas sin fines y que
tenían la prohibición de cursar publicidad comercial, como alternativa de
financiamiento.
Así, desde la misma ley se desconocía el derecho
de las comunidades a crear y gestionar sus propios medios de comunicación
comunitarios. En 1978, varias
organizaciones y redes de comunicación (G-8)[1] propusieron
una reforma legal para que se reconozcan los medios comunitarios, pero
curiosamente en el Congreso se cambió la palabra “comunitarias” por “comunales”. Y aunque con este cambio inexplicable, la
reforma incluyó en su artículo 17 a las “radios comunales”, las que según el
Reglamento General, debían incluirse en las de categoría de Servicio Público,
por tanto impedidas de contratar y transmitir publicidad, como medio de
financiamiento.
Recién en octubre de 2002 se aprueba una nueva
reforma a la Ley de Radiodifusión y Televisión en la que ya se reconoce a las
radios comunitarias, aunque por la saturación del espectro radioeléctrico en la
banda de radiodifusión sonora ya no era posible acceder a nuevas frecuencias
para la radiodifusión comunitaria.
Con todo este antecedente legal, y con las
inexistentes políticas públicas que favorezcan la diversidad de voces y la democratización
de la comunicación, la marginación para que millones de ciudadanos puedan hacer
escuchar su voz, sus opiniones, sus anhelos y demandas, a través de la radio y
de la televisión, continúan hasta el momento.
Según la investigación realizada por la ComisiónAuditora de Frecuencias,
integrada por mandato de la Constitución de Montecristi (2008), y tras revisar 1.637
concesiones de frecuencia de radio (AM, FM y OC), se “constata el absoluto
predominio de concesiones de frecuencias en manos del sector privado-comercial
(cerca de 90%) en detrimento de los sectores público y comunitario, lo que
exige acciones positivas del Estado” (pág. 224-225).
La anhelada democratización de la comunicación en
Ecuador no logra convocar voluntades en una Asamblea Nacional en donde los
intereses mediáticos, económicos y políticos parecen torcerle la mano a una
sociedad que busca ser escuchada y que “todas las voces todas” se escuchen en
los medios.
El proyecto de Ley Orgánica de Comunicación ha sido
satanizado con el mote de “ley mordaza”, y tal como van las cosas parecería que
su aprobación no será posible. Ahora, a
la explicable postura de la derecha política que parece defender la tesis de
que “la mejor ley es la que no existe”, se ha sumado la curiosa (¿?)
coincidencia de posiciones de la izquierda extrema, que con el MPD al frente ha
decidió no dar sus votos para la aprobación de una ley que incorporaría una interesante
normativa para democratizar la comunicación.
¿Será que la clase política que se opone a la
aprobación de la Ley de Comunicación logra entender que la radio es una gran
herramienta no solo para visibilizar la diversidad cultural de nuestro país,
sino –y sobre todo- para que todas y todos podamos ejercer el derecho a la
comunicación?
Si la Asamblea Nacional se muestra una vez más
incapaz de aprobar una ley que garantice la creación de medios comunitarios, “en
igualdad de condiciones” con los medios públicos y privados, como lo ordena la
Constitución de Montecristi (Art. 16 y 17), es momento para que las y los
ciudadanos nos decidamos a poblar nuestro país de radios comunitarias,
amparados en todo cuanto consagra la Ley Suprema de la República, la Constitución,
porque ya no podemos seguir esperando por una ley como si estuviéramos
mendigando el derecho a la comunicación. Ejerzamos nuestro derecho a tener
medios comunitarios, ya.
[1] CIESPAL, Centro Internacional de
Estudios Superiores de Periodismo para América Latina; Servicio Conjunto de
Comunicación (UNDA-AL, OCIC-AL y UCLAP); AMARC, Asociación Mundial de Radios
Comunitarias; SCC, FIP, Federación Internacional de Periodistas; ALER,
Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica; FELAFACS, Federación Latinoamericana
de Facultades de Comunicación Social; RNTC, Radio Nederland Training Center; y
PROA, Asociación Latinoamericana de Medios Grupales
Un buen artículo Pepe, esperemos que los Asambleístas cumplan su papel representativo, legislando en favor de las mayorías. Y que esos complejos políticos de no "ceder los votos" como que fuese su propiedad no nos dejen sin este principio importante para Construir Verdaderos Procesos Locales y Democráticos de la Comunicación.
ResponderEliminarEstaremos atentos a los que pase en la Asamblea.
el Miércoles estaremos allí,
Un saludo Fraterno
Att
Fabián Iza
Muchas gracias por tu comentario, estimado Fabián. Sí, vamos a seguir atentos y exigiendo la aprobaciòn de una ley que democratice la comunicación.
EliminarFraternalmente,
Pepe